TDAH ... Paciencia, postividad ... educamos en positivo


Al límite !


Cada día es un reto, nos levantamos con el propósito de que hoy sí! , Hoy lo intentaremos de verdad y lo conseguiremos , " tengo que mantener la calma ... no voy a caer en la provocación … debo mantener un límites claros , valoraré los pequeños avances de buena conducta y le animaré a continuar ...


Pero el camino del día es difícil ... y aún así cuando ya tenemos el día muy bien terminado estalla el conflicto por  el baño , la cena .... ponerse pijama .... irse a dormir .... y dinamita lo que hemos conseguido a lo largo del día , ha traído una buena nota del cole, ha hecho los deberes sin protestar ... y lo dejamos de lado porque no quiere ponerse el pijama ... pero el día ha sido largo ... el trabajo, la casa ... no siempre tenemos energía suficiente para llegar a las 10 de la noche con el bote de la paciencia lleno! y nos hundimos ! somos los adultos y no hemos podido conservar la calma , como lo pueden hacer ellos si además de ser niños tienen TDAH ! y nos hundimos un poco más ...


Supongo que esto refleja el día a día de las familias que conviven con un niño con TDAH , pero esta dinámica puede cambiar, estos niños son muy sensibles al refuerzo positivo, por lo que poco a poco se pueden ir superando los obstáculos del dia a día.

 
UN HIJO/A TDAH NECESITA

 
- Que en la  familia haya unas normas claras definidas
– Que representen una exigencia adaptada a la medida de sus posibilidades, si le pedimos mas de lo que nos puede  dar de entrada le condenamos al fracaso, pequeños logros  generan motivación.
– Un ambiente ordenado y organizado.
– Que se  le anime y contenga sin una sobreprotección excesiva.
– Que se le ayude a situarse y organizarse.
– Manteniendo los límites educativos de forma racional, estable e inamovible.
- Que le ayude a encarar los problemas y a encontrarles una solución, sin encubrir necesariamente sus faltas.
Tener en cuenta que :
 
       “La repetición de mensajes acaba por hacer propia una valoración”
La autoestima que un niño tiene depende en gran medida de lo que oye, le dicen y de esos mensajes repetitivos que recibe, y que más tarde se los dice a sí mismo.
 


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